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.¿Acaso era una versión sumergida de Tir-naNog'th, que, poseyendo alguna substancia activadora de la mente, rememoraba misrecuerdos, proyectándolos en mi entorno como un panorama que me señalara: «Esta EsTu Vida»? ¿O, simplemente, estaba alucinando? Me encontraba cansado, ansioso,preocupado y agotado psíquicamente, y avanzaba por un camino que proporcionaba amis sentidos una estimulación suave y monótona, de esa que te impulsa a laintrospección.De hecho, me di cuenta de que en algún momento, más atrás, habíaperdido el control sobre la Sombra y me encontraba marchando de una manera lineal porel paisaje, atrapado en una especie de narcisismo exteriorizado por el espectáculo.Entonces me percaté de que tenía que detenerme a descansar  incluso dormir unpoco , aunque temía hacerlo en este lugar.Debía salir de ahí y dirigirme a un punto mástranquilo y desierto.Luché con mi entorno.Retorcí algunas sombras.Me liberé.Pronto me encontré cabalgando por una zona montañosa y agreste; y, un poco mástarde, llegué hasta la cueva que deseaba.Entramos y atendí a Star.Bebí y comí justo lo suficiente para mitigar el hambre.Noencendí ningún fuego.Me envolví en mi capa y en una manta que había traído conmigo.Tenía a Grayswandir en mi mano derecha.Me tumbé de cara a la oscuridad que habíamás allá de la entrada de la cueva.Me sentía un poco enfermo.Sabía que Brand era un mentiroso, pero sus palabrasigualmente me perturbaban.Sin embargo, nunca tuve problemas con el sueño.Cerré los ojos y desaparecí.VMe despertó la sensación de una presencia.O tal vez fuera un ruido unido a esapresencia.Fuera lo que fuere, desperté con la certeza de que no estaba solo.Apreté confuerza la empuñadura de Grayswandir y abrí los ojos.Por lo demás, me quedé inmóvil.Una luz suave, como proyectada por la luna, entraba por la boca de la cueva.Habíauna figura, posiblemente humana, de pie justo en la entrada.La iluminación no mepermitía distinguir si me miraba a mí o al exterior.Entonces dio un paso en mi dirección.En un segundo estuve de pie, apuntándole con la espada al pecho.Se detuvo. Paz  pronunció la voz de un hombre en Thari.Sólo busco refugio de la tormenta.¿Puedo compartir tu cueva? ¿Qué tormenta?  pregunté.A modo de respuesta, se escuchó el rugido de un trueno, seguido por una ráfaga deviento que transportó la fragancia de la lluvia. De acuerdo, hasta ahí es verdad  dije.Ponte cómodo. Se sentó, con la espalda contra la pared de la derecha de la cueva.Doblé la manta enforma de almohadón, y me senté enfrente suyo.Nos separaban unos cuatro metros.Busqué mi pipa y la llené, e intenté encenderla con una cerilla que llevaba conmigo desdela Tierra de sombra.Ardió, ahorrándome varias molestias.El aroma del tabaco, mezcladocon la húmeda brisa, era agradable.Escuché los sonidos de la lluvia y contemplé laoscura silueta de mi compañero sin nombre.Pensé en los posibles peligros, pero nohabía sido la voz de Brand la que me habló. Esta no es una tormenta natural  comentó el otro. ¿Oh? ¿Y eso? Primero, porque viene del norte.En esta época del año, nunca vienen del norte. Es así como se establecen los récords. Segundo, nunca vi que una tormenta se comportara de esta manera.La he vistoavanzar todo el día.una línea continua, moviéndose lentamente, su frente como unalámina de cristal.Lanza tantos relámpagos que parece un insecto monstruoso con cientosde patas brillantes.Demasiado antinatural.Y, a su paso, todo se distorsionaba. Eso ocurre con la lluvia. No de esa manera.Todo parece cambiar de forma.Como si fluyera.Como siestuviera derritiendo al mundo.o aplastando su contenido.Tuve un escalofrío.Había pensado que estaba lo suficientemente adelantado a lasondas oscuras que me podía permitir un descanso.Aunque quizá él estuvieraequivocado, y sólo se tratara de una tormenta inusual.Pero no quería arriesgarme.Mepuse de pie y me volví al fondo de la cueva.Silbé.No obtuve respuesta.Avancé y tanteé en la oscuridad. ¿Ocurre algo? Mi caballo no está. Tal vez salió de la cueva. Seguramente.Pero suponía que Star tendría más sentido común.Me acerqué a la entrada, pero no vi nada.En un sólo instante quedé medio empapado.Volví a mi anterior posición al lado de la pared izquierda de la cueva. A mí me parece una tormenta corriente  comenté.A veces son muy intensas enlas montañas. ¿Acaso conoces esta tierra mejor que yo? No, estoy de paso., y será mejor que pronto continúe mi viaje.Toqué la Joya.Lancé mi mente a su interior y la recorrí toda.Sentí la tormenta a mialrededor y, frente a las rojas pulsaciones que correspondían al latir de mi corazón, leordené que se alejara.Entonces me recliné contra la roca, encontré otra cerilla y encendíde nuevo mi pipa.Las fuerzas que acababa de manipular tardarían un rato en apartar unfrente tormentoso de ese tamaño. No durará mucho  observé. ¿Cómo lo sabes? Información privilegiada.Se rió entre dientes. De acuerdo con algunas versiones, esta es la forma en que el mundo llega a su fin.según dicen, el comienzo es un frente tormentoso que surge del norte. Es cierto  dije , y ésta es la tormenta.Sin embargo, no hay que preocuparse.Acabará, de una u otra manera, muy pronto. Esa piedra que cuelga de tu pecho.emite luz. Sí. Bromeabas cuando comentaste que este era el fin, ¿verdad? No. Haces que recuerde aquel párrafo del Libro Sagrado: El Arcángel Corwin pasará antela tormenta, y surgirán relámpagos de su pecho.¿Por casualidad no te llamarás Corwin?  ¿Cómo sigue? «.Cuando se le pregunte a dónde se encamina, contestará, "Hasta el confín de laTierra", dirigiéndose allí sin saber qué enemigo le ayudará contra otro enemigo, ni enquién se posará el Cuerno.» ¿Eso es todo? Todo lo referente al Arcángel Corwin. En el pasado ya me encontré con este problema de las Escrituras.Te dicen losuficiente para que te interese, pero nunca lo suficiente como para que te sirva en esemomento.Es como si el autor sintiera placer atormentándote.¿Un enemigo contra otro?¿El Cuerno? No tengo ni idea de lo que significa. ¿Hacia dónde viajas? No muy lejos, a menos que encuentre a mi caballo.Volví a la entrada de la cueva.La lluvia amainaba, y la noche emitía un resplandorcomo si una luna se escondiera detrás de las nubes hacia el oeste y otra hacia el este.Miré a ambos lados del camino y por la pendiente que bajaba al valle.No había ningúncaballo a la vista.Regresé al interior.Justo cuando lo hacía, escuché el relincho de Star,que provenía desde una gran distancia en las profundidades.Entonces le dije al extraño en la cueva: Debo irme.Puedes quedarte con la manta.No sé si replicó algo, ya que en ese momento me metí bajo la llovizna, bajando atientas por la pendiente.Otra vez impuse mi voluntad a través de la Joya, y la fina lluviadesapareció, y su lugar lo ocupó la niebla.Las rocas estaban resbaladizas, pero recorrí la mitad del camino sin tropiezos.Entonces me detuve, respiré profundamente y observé mi entorno.Desde donde meencontraba, no podía asegurar la dirección exacta por la que vino el relincho de Star [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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