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.Eyrnen dejó que los otros se quedasen sin habla durante un instante. Vamos arecorrer los senderos  dijo finalmente.¿Debo pedir un coche para la rampa? ¡No para mí!  exclamó Beynac.Fue por delante, dando saltos lunares, como sifuese una chiquilla. Es una creación maravillosa  había dicho durante el turno de noche anterior.Meapetece mucho volver a verlo, pero más aún verte a ti contemplarlo por primera vez.Una vez terminada la cena, se tomaron su tiempo para disfrutar del café y los licores.Unas bebidas habían precedido a la cena y una botella de vino la complementaba, porquecelebraban el comienzo de varios ciclodías que había conseguido liberar de todaobligación.Su hijo había terminado sus negocios en nombre de Fireball y tenía laintención de pasar ese período con ella antes de regresar a casa.Rara vez podían estarjuntos.Sentían alegría en las venas, y naturalidad en sus corazones.Ella misma había preparado la comida, con mucho cuidado, pero la había servido en lacocina.Como vivía sola, exceptuando visitas como él, reservaba el comedor señorial paralas fiestas.La cocina era lo suficientemente espaciosa, un lugar de cobre bruñido,baldosas mexicanas y olores.Una fotografía de Edmond Beynac, en sus últimos años,sentado tras su mesa, miraba a un paisaje de Constable reproducido por escaneomolecular.De fondo sonaba un concierto de Vivaldi. Estoy deseándolo dijo Lars.Por todo lo que he visto sobre él. Vaciló.Queno es mucho.Si los selenitas, por una vez, cooperasen con las agencias de noticias, al menos en unasunto tan inofensivo y que podía darles tanto reconocimiento como aquél.Si no fuesepor los habitantes de la Luna con genes terrestres, ¿qué llegaría a saber la Tierra? Dagny dejó pasar el comentario. He estado demasiado tiempo alejada  musitó.Echo de menos la naturalezanatural. La mayoría de las comunidades tienen parques hermosos. Oh, sí. Miró a laimagen.Pero no interiores, vivos.Él sonrió. Si eso es lo que quieres, vuelve a vernos a la Isla Vancouver.Ella le devolvió lasonrisa, moviendo un poco la cabeza. Probablemente a mis años ya no pueda soportarla gravedad. ¿Tú, con sólo noventa años? Tonterías. No sólo por haber seguidoescrupulosamente su programa biomédico y el ejercicio vigoroso y regular en lacentrifugadora, pensó.Dagny Beynac había tenido suerte en la lotería de la herencia, ycompartía el premio con él.No se sentía demasiado viejo a sus setenta y tantos.Ven. Bien, quizá  suspiró.Siempre hay tantas cosas que hacer, y los meses pasan tandeprisa. Ven por Navidad  le animó Lars.El rostro de Dagny se iluminó. ¡Con tus nietos!Tenía bisnietos en la Luna, pero eran selenitas.Los adoraba, eso era cierto, y sin duda ellos apreciaban a la vieja dama que les traíaregalos y que tenía la delicadeza de no abrazarles y de no ser efusiva; pero ¿escuchabancon sentimientos profundos sus historias y canciones, se molestaban en jugar con ella? Traeré un bisnieto mío para ayudarte a celebrar tu centésimo cumpleaños  dijoimpulsivo.Ella rió.La luz resaltó un brillo en sus ojos. Eres un encanto, una vez que has tomado algo de alcohol para disolver el almidónsueco. Buscó con la mirada la imagen de su esposo.Oh, 'Mond  susurró.Desearía que hubieses podido conocerle mejor.La imagen era una animación.Como se sentían cómodos el uno con el otro, Larspreguntó algo que en otras circunstancias no se hubiese atrevido a decir. ¿La activas a menudo? Ya no tan a menudo  contestó.Comprende, me la sé de memoria. Tantos años espetó él.Nadie más.Debes de haber recibido ofertas.Una súbita alegría. Muchas, aunque la última fue hace muchísimo tiempo.Me sentí tentada en algunaocasión, pero no lo suficiente.'Mond seguía siendo demasiada competencia para ellos.La sonrisa se disolvió.Miró a otra parte. Aunque  dijo se ha convertido en una especie de sueño que tuve hace muchotiempo.Vivimos por nuestros sueños, ¿no?  le contestó él con voz suave.Era un bosque de clima templado.Cerca de Port Bowen se estaba desarrollando unambiente tropical, menos extenso porque los excavadores no habían tenido la fortuna deempezar con zonas huecas tan amplias como en ésta.Se hablaba de crear una pradera,o un pequeño mar, bajo el cráter Korolev, pero probablemente la población y la industriaen la cara oculta seguirían siendo demasiado escasas durante décadas para hacer que elproyecto valiese la pena.Eyrnen guió a sus parientes por un sendero entre olmos, fresnos y algún roble quearqueaban sus hojas sobre la maleza en la que las grosellas habían comenzado apudrirse.En el interior del bosque, los abedules relucían blancos y había sombrassalpicadas de luz.Las mariposas revoloteaban brillantes por el aire; la llamada de uncuclillo rompía la quietud húmeda.Donde las hojas de años anteriores cubrían el sendero,crujían bajo los pies.Olía a verano.Pero sin embargo no era un paisaje salvaje de la Tierra.La biotecnología había forzadoel crecimiento; la baja gravedad permitiría que alcanzase gran altura.Una criatura alada pasó volando y se perdió de nuevo en las profundidades.Erapequeña, muy peluda, con una cola de timón.Un chillido agudo murió tras ella.  ¿Qué fue eso? preguntó Rydberg. Un murciélago de día le dijo Eyrnen.Uno de nuestros experimentos genéticos.Además de adornar, esperamos que ayude a mantener estable la población de insectosnecesarios. Será una gran empresa, con bastantes errores en el camino antes de que consigáisuna ecología que se sostenga sola predijo Beynac. Está evolucionando más rápido delo que habíamos previsto  replicó Eyrnen.Viviré para caminar por entre una verdaderaregión salvaje. Oh, ni mucho menos  objetó Rydberg.Se arrepintió de inmediato.Era un malhábito, corregir las impresiones de los otros.Eyrnen le miró furioso. ¿Cuán genuina es la llamada naturaleza de la Tierra?  replicó. Venga, chicos  interrumpió Beynac.Ella podía hacerlo.A Rydberg : No seastiquismiquis, cariño [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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