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.Un millón de chilenos haabandonado a Pinochet a su soledad de Andes, asegura auténtico. ¡Es undiezmo! y terminó el informe para académicos sin una sola mención a Cuba, paísmodelo en cuanto a la forma de tratar a sus disidentes y descontentos, como sesabe.La exquisitez de Fidel Castro en estas cosas es ejemplar.Pero la verdad desnuda es boyante y siempre sube a flote en todo medioespeso.Hay cerca de un millón y medio de cubanos viviendo en el exilio desde1959 (algunos miles eran batistianos, cierto, pero entre ellos estaban también,¿casualmente?, el primer presidente castrista) y es sólo ahora que la población dela isla rebasa los diez millones de habitantes.Se trata, como es obvio, de algo más175 G.Cabrera Infante Vidas para leerlasque un diezmo.Es, de hecho, diezmo y medio, pero inmencionable, tabú.Como alolmo, al futuro se le piden peras, no peros.Un escritor porteño pasea melancólico por las bibliotecas de Europa sulargo exilio apolítico y tras haber asumido la frase francesa  Nada mata tanto a unhombre como verse obligado a representar su país , se permite los riesgos delinmortal y no sólo representa a otro país y a otro y a otro, sino hasta un continentey una causa.Su exilio se había hecho apocalíptico.Este escritor, que habíaabandonado Argentina en 1952 odiando a Perón hasta la náusea física (pero aúnmás a Evita), aparentemente sufrió el síndrome que su maestro argentinodiagnosticaba como hecho de  sucesivas y encontradas lealtades.Así fue exiladoantiperonista, luego peronista, después antimilitares antiperonistas y ahorageneralizante militante d aprés des lies Malvinas.Pero preguntando por unperiodista mexicano por los escritores cubanos exilados declaró con énfasis en suserres todavía francesas:  No hay escritores exilados de la Revolución, No hay másque gusanos.Lo que, por supuesto, niega la posibilidad de alfabetizarse a todalarva analfabeta y de paso el acceso a la literatura a cada gusano que quiera brillarilustrado como mariposa literaria.Este escritor será materialista, pero naturalista noes.Está cerca de Marx pero lejos de Linneo.Un grupo de refugiados políticos antiguos y actuales se reúne en Madridpara intercambiar memorias del exilio.Los hay de todas partes de España y deAmérica  menos de Cuba.Nadie, está de más decirlo, echó de menos a loscubanos, los exilados americanos que llevan más tiempo en España  ¡Curioso ymás curioso!, diría Alicia, furiosa.Había en este simposio neoplatónico hasta uninusitado diplomático mexicano en funciones que debía ser de un exilado oficial oun observador de la ONU.Pero los cubanos, visibles en todas partes, yainnombrables eran allí invisibles.Es cierto que la reunión era más frivola que seria,a pesar de la edad respetable de los reunidos.Era como una cana al aire política.Sellegó incluso a hacer el elogio del exilio como si fuera un gusto adquirido.Pruebe,por favor, un poco más de ostracismo.¡Humrnm! ¡Qué delicia! Parecía, de veras,cierta nostalgia de Franco invertida  como Vizcaíno Casas pero con comicidadmás espontánea.Este elixir de exilio era español en la memoria colectiva y ¿porqué no decirlo?, festiva.Pero recuerdo hasta exilados andaluces que, como no erangitanos, eran infelices.Conocí, por ejemplo, al más triste de todos los poetas176 G.Cabrera Infante Vidas para leerlasespañoles exilados, Luis Cernuda, y me pareció un hombre calmo perodesesperado: una especie de suicida tan correcto que no se pegaba un tiro portemor a herir a sus amigos.Cernuda, ciertamente, no habría estado en esteconvivio.Ahora el ministro de Cultura de Castro (que existe porque lo he visto enfotos, bien visible en su traje oscuro a rayas blancas verticales: todo, hasta elchaleco, lo hacía indiscernible de un capo secundario en El padrino) declara a ElPaís en su gerundio atropellado que no hay escritores de alta  escala intelectualque hayan abandonado el país (queriendo decir Cuba) y nombra a Juan Marinello(a quien llama Marinero, ¿en tierra?), a Fernando Ortiz, a Carpentier y a LezamaLima con el mismo ceceo ansioso.Pero olvidó decir que todos los mencionadosestán en Cuba ¡porque están muertos! Hace tiempo que todos ellos (y ahoraincluyo yo a Virgilio Pinera, el mejor teatrista cubano de todos los tiempos, quetambién se quedó en Cuba, para vivir de miedo y morir de un susto sostenido)están bajo tierra y si no los secuestran los gusanos de Hamlet,  politic worms , noveo cómo podrán dejar la isla, cruzar los mares o los aires, emigrar  para devenirellos también cadáveres invisibles.Pero sucede que, siempre desafortunado, el primer ministro de Cultura yLuces de Cuba castrista hace hincapié en Lezama sobre cuya eminencia nosilumina con el esplendor de una noticia: antes que perseguir a Lezama ahora enCuba se le ezalta.Esta exaltación, naturalmente, tuvo que esperar a la muerte delpoeta.Todos los que saben leer (quiero incluir aquí a Armando Hart sindesarmarlo), saben que de Paradiso, la obra maestra de Lezama, no se hizo másque una sola edición de cinco mil (5.000) ejemplares en 1966, que se agotóenseguida  para no reeditarse jamás.Aparentemente por su exaltación del homo-zezual, la bestia negra con dos penes de Castro: obscena, contra natura,contrarrevolucionaria.A partir de 1971, cuando Lezama fue involucrado porSeguridad del Estado (que tiene los mejores lectores de Cuba: leen desde cartashasta palmas de la mano) en el Caso Padilla no se volvió a publicar siquiera unensayo suyo, como lo revela Lezama en sus cartas a su hermana.Es desde estemás allá epistolar que el poeta proclama ahora su desmentida y su exilio, interioresambos: No es lo mismo estar fuera de Cuba que la conducta que uno se veobligado a seguir cuando estamos aquí, metidos en el horno.Existen los cubanos177 G.Cabrera Infante Vidas para leerlasque sufren fuera y Jos que sufren igualmente, quizá más, estando dentro de laquemazón y la pavorosa inquietud de un destino incierto [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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