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.—Es de tu madre de quien habla Valentine —dijo ella.—Me abandonó —respondió Jace—.Vaya madre.—Creyó que estabas muerto.¿Quieres saber cómo lo sé? Porque guardaba una caja en su dormitorio.Tenía tus iniciales en ella.J.C.—Así que tenía una caja —se burló él—.Mucha gente tiene cajas.Guardan cosas en ellas.Es una moda creciente, he oído.—Tenía un mechón de tu cabello dentro.Y una fotografía, tal vez dos.Acostumbraba a sacarla cada año y a llorar sobre ella.Un llanto desconsolado.La mano de Jace se cerró con fuerza al costado.—Para —masculló entre dientes.—Parar ¿qué? ¿De contarte la verdad? Pensaba que habías muerto., jamás te habría abandonado de haber sabido que estabas vivo.Tú pensabas que tu padre estaba muerto.—¡Le vi morir! O pensé que lo hice.¡No me limité.no me limité a oír que había sucedido y a elegir creerlo!—Ella encontró tus huesos quemados —insistió Clary en voz baja—.En las ruinas de su casa.Junto con los huesos de su madre y su padre.Por fin Jace la miró y ella vio la incredulidad bien patente en sus ojos, y alrededor de sus ojos, la tensión de mantener aquella incredulidad.Veía, casi como si viera a través de un glamour, la frágil estructura de la fe en su padre que llevaba puesta encima como una armadura transparente, protegiéndole de la verdad.En algún lugar, se dijo, había una rendija en aquella armadura; en algún lugar, si conseguía encontrar las palabras correctas, se podía abrir una brecha en ella.—Eso es ridículo —replicó él—.No morí.no había huesos.—Los había.—Entonces fue un glamour —repuso él con aspereza.—Pregunta a tu padre qué les sucedió a sus suegros —indicó Clary, y alargó la mano para tocarle la mano—.Pregúntale si eso fue un encanto, un glamour, también.—¡Cállate!El control de Jace se resquebrajó, y él se revolvió contra ella, lívido.Clary vio que Luke echaba una ojeada en dirección a ellos, sobresaltado por el ruido, y en ese momento de distracción Valentine se abrió paso bajo sus defensas y, con una única estocada al frente, hundió la hoja de su espada en el pecho de Luke, justo por debajo de la clavícula.Los ojos de Luke se abrieron de par en par de asombro más que de dolor.Valentine echó la mano hacia atrás violentamente, y la hoja se deslizó hacia fuera, manchada de rojo hasta la empuñadura.Con una seca carcajada, Valentine volvió a atacar, en esta ocasión arrancándole el arma de la mano a Luke.Ésta golpeó el suelo con un hueco sonido metálico, y Valentine le asestó una fuerte patada, haciendo que resbalara bajo la mesa al mismo tiempo que Luke se desplomaba.Valentine alzó la espada negra sobre el cuerpo caído de su adversario, listo para asestar el golpe definitivo.Estrellas plateadas incrustadas centelleaban a lo largo de toda la hoja, y Clary pensó, paralizada en un momento de horror, ¿cómo podía algo tan mortífero ser tan hermoso?Jace, intuyendo lo que Clary iba a hacer antes de que lo hiciera, se volvió de cara a ella.—Clary.El momento de parálisis pasó.Clary se retorció soltándose de Jace, agachándose para eludir las manos que intentaban atraparla, y corrió por el suelo de piedra hacia Luke.Éste estaba en el suelo, sosteniéndose sobre un brazo; la muchacha se arrojó sobre él justo cuando la espada de Valentine descendía.Vio los ojos de Valentine mientras la espada caía veloz hacia ella; pareció como si transcurrieran eones, aunque sólo pudo tratarse de una fracción de segundo.Vio que él podía detener el golpe si quería.Vio que él sabía que podría alcanzarla a ella si no lo hacía.Vio que iba a asestarlo de todos modos.Alzó las manos, cerrando los ojos con fuerza.Se oyó un sonido metálico.Valentine lanzó un grito, y Clary, al abrir los ojos, le vio con la mano vacía, sangrando.El kindjal de empuñadura roja yacía algo más allá sobre el suelo de piedra junto a la espada negra.Se volvió atónita y vio a Jace junto a la puerta, con el brazo todavía levantado; comprendió que él debía de haber lanzado la daga con fuerza suficiente para arrancarle a su padre la espada negra de la mano.Muy pálido, el muchacho bajó el brazo despacio, con los ojos puestos en Valentine.muy abiertos y suplicantes.—Padre, yo.Valentine contempló su mano sangrante, y por un momento, Clary vio cómo un espasmo de cólera cruzaba por su rostro, como una luz apagándose con un parpadeo.Su voz, cuando habló, fue dulce.—Ése fue un lanzamiento excelente, Jace.Jace vaciló.—Pero tu mano.Simplemente pensé que.—No habría herido a tu hermana —mintió Valentine, moviéndose con rapidez para recuperar tanto la espada como el kindjal de empuñadura roja, que se metió en el cinturón—.Habría detenido el golpe.Pero tu preocupación por la familia es encomiable.«Mentiroso.» Pero Clary no tenía tiempo para los engaños de Valentine.Volvió la cabeza para mirar a Luke y sintió una fuerte punzada de náusea.Estaba tumbado de espaldas, con los ojos medio cerrados y la respiración entrecortada.La sangre borboteaba del agujero de la desgarrada camisa.—Necesito un vendaje —pidió Clary con voz ahogada—.Algo de tela, cualquier cosa.—No te muevas, Jonathan —ordenó Valentine con voz férrea, y Jace se quedó inmóvil donde estaba, con la mano a medio meter en el bolsillo—.Clarissa —dijo su padre, en una voz tan untuosa como el acero untado de mantequilla—, este hombre es un enemigo de nuestra familia, un enemigo de la Clave.Somos cazadores, y eso significa que en ocasiones debemos matar.Sin duda comprendes eso.—Cazadores de demonios —replicó Clary—.Gente que mata demonios.No asesinos [ Pobierz całość w formacie PDF ]
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